Por el contrario, una manera de modelar el optimismo es planificar ante las dificultades: estoy temeroso, voy a organizarme para enfrentarlo y vencerlo. Valore en su aula la persistencia y el esfuerzo; que los jóvenes conozcan la relación entre trabajo duro y éxito. Ellos no van a aprender a ser persistentes si no aceptan que el fracaso es algo que acompaña muy de cerca al éxito.
Optimismo no es sobredimensionar lo hermoso de la vida, es tener una visión real, pero con esperanza de que puede ser mejor. Es cierto, la vida no tiene porqué ser hermosa y paradisiaca, pero en gran medida eso depende de la actitud que tome cada uno hacia ella, no es que la vida sea mala, depende de cómo la valore y eso sí depende de uno.
Lo que he mencionado pone en relieve la importancia de la presencia de los adultos en la vida de los jóvenes. Para ilustrarles, una breve historia: Un padre que lleva a sus hijos, uno de tres y otro de siete al parque de diversiones. En la entrada se lee un cartel que dice:”mayores de 6 pagan entrada”. Al llegar a la caja el boletero le pregunta por las edades de los niños, a lo que el papá responde “el doctor tiene tres y el abogado siete”. El boletero le dice soprendido “si usted me hubiera dicho que el mayor tenía seis, no me hubiera dado cuenta y no le hubiese cobrado por él” el padre le da el pago de dos entradas, le dice “así es, pero él si se hubiera dado cuenta”. Ver el video a continuación.
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