Estos pensamientos se expresan a través de auto críticas e insatisfacción consigo mismo, mostrando sensibilidad a la crítica (resintiéndose con quien hizo la crítica o achacando la responsabilidad a otros), evitando arriesgarse o tomar decisiones, tratando de hacer todo con perfección obsesiva, explotando en cólera por cosas de poca importancia, expresando que nada le es suficiente (todo le decepciona, nada está a la altura de como quiere las cosas), viendo todo oscuro, incluso a sí mismo.
Cuando la capacidad de razonar se va desarrollando con el paso de los años, sucede algo eminentemente humano, el niño se habla a sí mismo, su propio lenguaje se convierte en una gran influencia, entonces es preciso enseñarle a tener cuidado acerca de lo que dice sobre sí.
Hay que enseñarle a juzgar sus conductas y actitudes pero no su esencia, él es valioso incondicionalmente. Y para ello, tiene que aprender a cambiar en su lenguaje el verbo “ser” por el verbo “tener”. Por ejemplo:
Si el niño califica o juzga su esencia, se invita a sí mismo a reflejar eso al mundo, se inhibirá de hacer algunas cosas, justificándose en que “soy así”, “es mi manera de ser”.
En los diálogos que tenga con su hijo dele la esperanza o la realidad de no reconocerse permanente en algo (como una etiqueta), de que diferencie sus acciones de su persona, si ha incurrido en un error, no es un tonto o un fracasado; si ha obtenido bajas calificaciones, no es un flojo; si le ha ido exitósamente en algo, nos pone contentos como padres, pero no significa que va a tener éxito en todo, ni tampoco se debe sentirse obligado a ello; etc.
Si se cree las etiquetas que él mismo generó sobre sí mismo y que lo califican negativamente, no hará esfuerzos por aprender formas nuevas de comportarse, porque irán en contra de su “forma de ser”. Ayúdele a valorarse comenzando por enseñarle a diferenciar sus conductas de su persona, sus conductas pueden ser juzgadas como buenas o malas, productivas o no, exitosas o erradas, útiles o no, en algún porcentaje y bajo ciertas condiciones, pero, su esencia como persona es valiosa incondicionalmente.
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