18/6/09

Cyberbullying

El cyberbullying es el ataque recurrente o el acoso psicológico entre personas de la misma edad mediante amenazas, insultos, etiquetas, humillaciones, expresiones de odio, etc. a través del uso de internet, telefonía móvil y videojuegos online.
Frente a ello, como medidas de seguridad y prevención les recomiendo estos 7 puntos:

1. Observar y orientar a sus hijos en el uso que le dan a sus perfiles personales en Facebook, Hi5 o My Space, chats como MSN y Yahoo Messenger, asi como, cuentas de correo electrónico, de tal manera que no se constituyan en medios para ofender, intimidar u hostigar a otras personas.

2. Conversar acerca de los mensajes o imágenes colocadas por ellos que podrían hacer que otros se sientan mal.

3. Si saben que sus hijos han ofendido a algún compañero, no dejen de intervenir, es una oportu-nidad para ayudarlos. Un niño o joven agresivo a través de su conducta expresa su necesidad de ser ayudado.

4. Preguntarles si han sido objeto de hostigamiento u ofensa en estas páginas.

5. Enseñarles a no responder a mensajes que los intimiden y a bloquear contactos de sus listas o a personas que los estén molestando, esas personas tienen algún problema y no es necesario darles atención.

6. Enseñarles cómo proteger su privacidad en internet y enseñarles a respetar la privacidad e integridad de las otras personas.

7. Enseñarles que en caso de ser hostigados, siempre el responsable es quien está hostigándolos. Explicarles que si los molestan tienen derecho a ser escuchados y deben solicitar ayuda, que no se lo callen, y que tienen en ustedes a personas en quienes confiar.

El cyberbullying afecta emocionalmente tanto al agresor como a la víctima. Por un lado, le permite al agresor aprender a disfrutar del hostigar y causar daño a otro, y por otro lado, a la víctima la intimida, le da una sensación de vivir en peligro, afecta su autoestima y sentimiento de seguridad en sí misma.

Hagamos esfuerzos para que nuestros niños y jóvenes se desarrollen saludables tanto física como psicológicamente, aprendan el sentido de la convivencia armoniosa y el respeto por los demás, así como a disfrutar de las emociones positivas que se experimentan en la relación con sus pares.

3/6/09

En la vida escolar la magia no existe …sólo trucos

Luego de procesar información de hábitos de estudio de mis alumnos, observé la tendencia de ellos a reportar dificultades para organizar su tiempo de estudio fuera del colegio: con pocas rutinas, con postergaciones del trabajo, dedicando tiempo a lo más placentero, con periodos de descanso sin control, con poca planificación de la tarde. Ello nos alerta a observar cómo organizan el tiempo de tareas y estudio fuera del colegio.

Carecer de una rutina organizada en casa y hacer las cosas sólo en la medida que los motive, los hace más propensos a que cuando llegue el momento de controlar sus fatigas, el estrés frente a la responsabilidad o la sensación de monotonía, abandonen aquello que les parezca difícil, frustrante, tedioso, o que requiera persistencia. A través de la desorganización del tiempo y del entorno los chicos enseñan a sus cuerpos y capacidades perceptuales (discriminación, focalización, atención sostenida) a desorganizarse y a ceder con facilidad ante los pequeños o grandes desafíos.

Los pequeños momentos de descanso de cinco minutos muchas veces se alargan y se convierten en una incontrolable hora improductiva.

Ayudarles a tener una rutina y supervisarla contribuirá a generar más orden en sus pensamientos, tolerancia a la presión y a priorizar sus responsabilidades sobre las cosas placenteras.

Por otro lado, hay una tendencia a rodearse de muchos distractores cuando se estudia: celular, televisión, MSN, iPod, teléfono, equipo y asimismo la tendencia a colocar primero las diversiones y luego las tareas.

Si se permiten muchos distractores, poca rutina para estudiar en casa durante la tarde y además hay una supervisión ineficiente de la calidad de los trabajos y del tiempo para cumplir con las responsabilidades, se combinan las condiciones necesarias para tener problemas en el colegio. Estas situaciones pueden construir las condiciones para el autosabotaje escolar.

Estos autosabotajes pueden darles la percepción de que no “sirven” para estudiar, pues usualmente estos acaban en experiencias de fracaso, las cuales podrían reforzar más su sensación de ineficiencia.

En las conversaciones que mantengo con los alumnos con ciertos problemas de rendimiento observo que aspiran a mejorar sus calificaciones, pero no les entusiasma mucho la idea de arriesgarse a cambiar la forma en que hacen las cosas (hábitos). De hecho, algunos tienen poca conciencia de que si permanecen haciendo lo mismo, entonces obtendrán los mismos resultados escolares. Aquí la confrontación de ideas es clave, pues hay que cambiar la forma de hacer las cosas para que los resultados sean diferentes, y les reitero: la magia no existe, solo los trucos.

Les sugiero a los maestros y padres de familia proponerles espacios definidos para estudiar, de 25 a 30 minutos de trabajo sin despegarse del asiento por 5 a 10 minutos de break, para iniciarse en la organización personal, así como brindar la supervisión sobre la calidad y puntualidad en la entrega de los trabajos, y en el caso de los maestros la retroalimentación más rápida.

Este es un primer paso en que debemos ayudarles, el colocarse frente al trabajo (tareas y estudio) el tiempo necesario, y conversar con ellos acerca de las situaciones que lo seducen y alejan, o le estimulan a postergar la responsabilidad por lo más agradable (procrastinación). Luego hablaremos de cómo usar ese tiempo cuando ya está frente al trabajo, pues para estudiar no basta con estar motivado, se requiere también estrategias.